Restaurante con una buena cocina a cargo de Blas, con claros guiños a su procedencia andaluza sin que ello impida ofrecer una carta variada y muy equilibrada, todo con productos originales de primera calidad.
Un restaurante que a pesar de su corta existencia ya se ha asentado como uno de los mejores de la zona y que como suele ser habitual en Asturias cuando se hace las cosas bien, logra llenos prácticamente diarios, lo que hace muy difícil conseguir mesa los fines de semana, si no es reservando con bastante anterioridad.
La visita comenzó con dos platos que nos encantaron en las dos ocasiones anteriores, las coquinas y las puntillitas de Sanlúcar con huevos de aldea y pimientos fritos, que no nos defraudaron pues estaban igual de buenos que siempre.
A sugerencia del camarero continuamos con unos Langostinos Pil-Pil a la crema y arroz con ajillos. Sensacional plato, langostinos de altísima calidad y sabor y sensación en boca sublime al combinar todos los ingredientes del plato.
También probamos un Confit de pato casero muy crujiente. Buen tamaño, bien de punto aunque ligeramente soso, lo que se podía corregir mezclando con una crema de manzana que le acompañaba que estaba muy rica.
Final glorioso con un postre de los de relamerse: Coulant de chocolate con corazón caliente y helado. Hasta la fresa que era más bien decorativa estaba deliciosa. Y mención especial el detalle de los Peta Zetas sobre la nata. Tremendo.
De bodega volvimos a disfrutar de un magnum selección de Ramón Bilbao 2012 edición limitada, perfecta compañía para una estupenda cena, en un comedor muy agradable y como las veces anteriores, muy bien atendidos.
Al término de la cena tuvimos la ocasión de hablar con Biagio Carrocia «Blas», chef y propietario de este restaurante, que nos comentó la nueva carta que pondrán en marcha en los próximos días, que mantiene los platos estrella e incorpora algunos nuevos muy interesantes que volveremos a probar mas adelante.
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