Casa fundada en 1891 en el barrio residencial de Somió, es posiblemente el restaurante más antiguo de Gijón que desde años dirige con mano maestra Roberto Riginelli, su familia y un gran equipo profesional en la sala como Juan y Raúl.
El plato estrella es el rosbif con puré de patata gratinado -que para muchos está todavía más rico que la carne-. Sensacional. Solo por encargo.
Otras recomendaciones imprescindibles son las croquetas de jamón, los calamares fritos, el bonito en temporada -tanto la ventresca como en rollo- y el salpicón de bugre.
La Pondala cuenta con un público fiel al arroz con almejas y a la menestra al estilo asturiano que nada tiene que ver con la preparación en Navarra o La Rioja. También tratan con buenas artes los pescados.
Hay dos postres maravillosos: la tarta gijonesa de turrón -copiada por muchos- y la tarta de manzana con helado. Riquísimas.
En verano la terraza, siempre llena, es una auténtica maravilla.
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